viernes, 15 de octubre de 2010

COMO EN LOS MEJORES TIEMPOS

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Alexander Britto
Orientador Profesional

Las décadas de los 80s y 90s, estuvieron matizadas por manifestaciones populares, de todos los sectores de la vida pública nacional, reclamando reivindicaciones salariales y otras demandas,  que sin dudas marcaron el rumbo de las luchas populares.  Uno de los sectores que llevó la voz cantante en este tipo de manifestaciones, lo fue la Asociación Dominicana de Profesores (ADP). Balaguer quien se declaró enemigo público de los maestro, llegó a amenazar con enviar a los “guardias” a las aulas en caso de persistir las luchas.

Muy a pesar de las amenazas de Balaguer, los profesionales de la tiza y el borrador, continuaron, sus reclamos hasta las últimas consecuencias. Le fueron retenidos “el misero salario” que devengaban, muchos emigraron hacia Los Estados Unidos, otros decidieron dedicarse al “motoconchismo”, pero otros, los que saben que la historia de este país se ha  escrito con sangre, siguieron hasta lograr lo que se habían propuesto.

En ese tiempo, fueron muchas las manifestaciones, que encabezó el  secretario general  de la ADP, de entonces, un profesor de Haina perteneciente al Partido De Los Trabajadores Dominicanos PTD,  de nombre Melanio Paredes. Sí, ese mismo que hoy se  hace llamar “ministro” de educación, y que se ha convertido en enemigo público de los maestros y maestras, olvidando que el también lo fue.
Manifestación de maestros  en santiago

Hace dos año, los profesores eligieron como presidente de su gremio, al también ex profesor y ahora diputado nacional, en Franco Macorisano, Radhamés Camacho, con lo que sin dudas se cometió un gravísimo error, porque lejos, pero muy lejos de representar los maestros y maestras, es aliado de de Melanio al tal punto que pareciera que es su “guardaespaldas”  pues aparecen juntitos en todas las manifestaciones e inauguraciones donde está el señor ministro de Educación.

Ese desinterés, por el bienestar de los maestros y maestros, ligado a la persecución que hay en contra de los educadores, ha dado como consecuencia el levantamiento de  un movimiento, que surge de las bases hacia arriba, con lo que se pretende hacer reivindicar de nuevo esta clase tan marginada del país.

Recientemente, se hizo una manifestación, en San Francisco de Macorís, con todas las regionales de la zona nordeste de la República, y eso fue algo estremecedor. El estadio Julián Javier, estaba atestado de maestras y maestros que al parecer se cansaron ya, de que le aprieten la tuerca.
Maestros marchan en Santiago

Hoy ocurrió lo propio en la ciudad de Santiago, donde frente al huacalito, cede de la secretaria regional del ministerio de educación, miles de maestros y maestras de toda la región norte, se congregaron en una multitudinaria manifestación,  “COMO EN LOS MEJORES TIEMPOS DE LAS LUCHAS POPULARES”. Esto es un gran síntoma de que se avecina una gran lucha popular, no solo en el sector magisterial, sino tanbien en otros sectores populares, que se cansaron de ser pisoteados.

 El caso de los maestros, se convertirá en un efecto dominó, porque desde siempre el sector magisterial ha sido quien ha llevado la voz cantante, en las luchas reivindicativas, y al parecer estas luchas han regresado.
Lucha de los maestros

El ministro de educación, ha apretado la tuerca y se le corrió la roca, no es posible impulsar una reforma importante en el sistema educativo nacional, sin contar con la participación, protagónica de los maestros y las maestras. El llamado mil por mil que propicia  el ministro de educación, supone más horas de clase, con el mismo salario. Un maestro por ejemplo que debe salir a la 6 de la tarde de su centro educativo, y que se toma una hora para llegar a su lugar de trabajo, como los hay por cientos, y que además debe pagar para que le cuiden sus hijos, tendrá una trabajadora que se iría a la 7:00 de la noche  de su casa. ¿Quién trabajará en esas condiciones? El ministro parece ignorar realidad como esa.

Los maestros han despertado, y auque ya no estamos en la época de Balaguer, el maltrato y la desconsideración sigue siendo igual, por tanto el camino que les queda también sigue siendo el mismo: combatir hasta la sangre de ser menester.

¡He dicho!






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