martes, 20 de julio de 2010

MAESTROS, VACACIONES Y TECNOLOGIA

Por: Alexander De Jesús Britto

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La  educación dominicana, está en franco deterioro, a decir de muchos, el nivel promedio de los quizqueyanos es de un 5tº grado, o sea si sumamos  todos los que han finalizado su bachillerato,  junto con los que no tienen ninguna escolaridad;  el promedio de, entonces anda por 5to grado de primaria, esto es gravísimo, sobre todo  si consideramos que el nivel promedio de los países que han alcanzado su desarrollo es de un 2do de media  o de bachillerato.

Es cierto, que se han hecho esfuerzos para sacar al país del vergonzoso puesto 130, de 130 países de America Latina y el  caribe,  en materia de educación. Este problema, seguirá siéndolo, mientras se sigan enfilando  los cañones,  hacia elementos externos al problema mismo, dejando de lado para su solución, a una de las piezas claves de la educación; a los y las maestros y maestras.

Julio está declarado por ley, como el mes de las vacaciones de los maestros y maestras; sin embargo, esto ha sido violado de forma burda e ilegal; obligando a los docentes a digitalizar los resultados de las calificaciones y asistencia del recién pasado año escolar 2009-2010 a pesar de saber que es el tiempo de vacaciones.

Ante esta situación, es preciso decir, que si bien esto significa un paso de avance, tanto para la clase magisterial como para  el sistema mismo, ninguna ordenanza o ley puede ser arbitraria ni discriminatoria. El ministro de educación, debe respetar las vacaciones de los maestros. ¿Es que acaso no le es suficiente, con la miseria de salario que se les paga por tan sacrificada labor?  A no ser que Melanio desconozca, que hasta para la salud mental, las vacaciones resultan beneficios.

Hay países, donde las empresas deben proveer por ley, vacaciones para sus empleados. Esto así,  porque en estudios realizados por ellos,  utilizando profesionales de la conducta,  han concluido, que  cuando los empleados de sus empresas, se desconectan de lo cotidiano y ordinario, renuevan sus fuerzas y son mucho más productivos en sus tareas diarias. Sin embargo el ministro de educación, no entiendo esto; cuando en el mismo mes de las vacaciones de los docentes, los somete tandas de labores de hasta 18 horas diarias, digitalizando o pagando por ello los resultados  de las calificaciones, asistencia y ausencia de del estudiantado.

Otro elemento protagónico, en esta desproporcionada medida, lo constituye, la cantidad de maestros y maestras  que viven en zonas rurales, donde el servicio de Internet, no está disponible y peor aun;   la mayoría de ellos, no cuanta con un computador, lo que los obliga a pagar por ese trabajo, entre tres mil y cuatro mil pesos del salario de los maestros y maestras.

Melanio Paredes, no debería someter a los maestros, a tanta presión innecesariamente; al menos no en este momento. El ministro debió esperar que inicie el próximo año escolar  y dejar que los profesionales de la tiza y el borrador, descansen los treinta días, que les son otorgados por ley.

Si finalmente, se va a continuar con el programa, a los maestros  deben facilitárseles los medios para que puedan realizar exitosamente ese trabajo. En el caso de los maestros del Municipio de Altamira, en  provincia de Puerto Plata, por ejemplo, deben trasladarse al municipio de Imbert a recibir las capacitaciones porque en Altamira, el ministerio de educación, no cuenta con un centro de Internet, ni los maestros han sido dotados de computadores con Internet inalámbrico, de banda ancha,  como se hizo con algunos maestros, de forma  extrañamente selectiva.

 ¡Señor ministro, deje a los maestros descansar tranquilos en este mes de julio!  no lo cargue más de lo que ya lo están, para que no se despierten con pesadillas, en las noches, solo de pensar que tendrán que  hacer malabares, para cumplir con su trabajo, aun en tiempos de vacaciones.  

La educación, requiere cambios y una profilaxis total, para poder ser competitivos con los países que ya lo son;  incluso con aquellos que tienen menos avance que el nuestro;  pero nunca tal reforma podrá ser posible sin tomar en cuanta  a los maestros y maestras, y mucho menos si no se les mejora su  calidad de vida.

¡ he dicho!                                                                              

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