jueves, 14 de enero de 2010

REFLEXIONES EN VOZ BAJA

Por: Alexander De Jesús Britto.

Orientador Profesional

La problemática ocurrida en Haití, a raíz del terremoto, debe poner en alerta a las autoridades Dominicanas. Históricamente, Haití y Republica Dominicana, han vivido una situación antagónica, por mantener uno la supremacía sobre otro. Y es que aunque somos el único país del mundo que compartimos la misma tierra siendo Isla, paradójicamente somos diametralmente opuestos, tanto cultural como política.

Sin embargo esta parte de la Isla ha sido mejor favorecida que la Haitiana, permitiéndonos mejores condiciones de vida, lo que por lógica consecuencia produce un éxodo masivo desde su territorio hacia el nuestro, como sucede históricamente con los países que hacen fronteras terrestres, o las que las tienen marítima a no mucha distancia; han sufrido las consecuencias de las migraciones forzosas de los mas pobres hacia la nación mas rica. Los Estados Unidos, siendo la nación más poderosa del mundo, no han podido controlar las migraciones. Actualmente se construye un muro en la frontera con México tratando de frenar el flujo migratorio, y ni aun así han podido, pienso que nosotros tampoco podremos parar la estampida que se dará de Haití hacia nuestro territorio.

Nuestro hospitales, en tiempos apacibles, atiende a más 100 mil parturientas haitianas anualmente, eso de por si representa mas del 30% del PIB, nuestro que de no ser nosotros vecinos de la nación más empobrecida del continente, pudiéramos dedicarlo a renglones sensibles de la sociedad, como salud, seguridad, educación, servicios sociales y otros, eso sin contar los miles que trabajan en la industria de la construcción, en los Hoteles, en casas de familia, en agricultura, y en negocios que se han establecido aquí, cobijándose bajo la sombrilla de los dominicanos.

Para que tengan una idea, el PIB, de Haití para el año 2008, fue de 1000 millones de dólares, la tienda de abarrotes Wall Mart, de USA, produjo en ese año más de esa cantidad de dinero. Esta realidad debe alertar nuestras autoridades, porque los Haitianos no se van a dejar morir de hambre y el destino más próximo a ellos es nuestra nación y por lógica, su primer destino a migrar.

Nos identificamos con la tragedia sísmica ocurrida el pasado martes en Haití, de hecho fuimos la primera nación que llegó con personal entrenados para el rescate y con ayuda material para los haitianos, sin embargo debemos recordar que nosotros no somos una nación rica, lo que somos es menos pobres que ellos, pero con carencias similares. Por tanto no podemos hacernos cargo de la problemática de Haití; las naciones más fuertes y quienes se han beneficiado más de ellos, deben asumir su responsabilidad.

En semanas comenzarán a surgir las epidemias en Haití, y los problemas de salud, se multiplicarán, y como en Haití no hay logística para atender esas problemáticas, tendremos que hacernos cargo nosotros. Eso acrecentará la condición deficiente ya existente aquí en materia de salud, y si agregamos a los haitianos, colapsaremos sin dudas.

Somos nosotros solitos quienes tenemos que ponernos en guardia ante esta tragedia. La tragedia de Haití, es también nuestra, los problemas de ellos se convierten en nuestros problemas. Por ello las autoridades deben orquestar un plan de nación, deben pedir el concurso de todos los dominicanos, pero deben hacerlo público y claro. Los hospitales fronterizos deben ser reforzados, la frontera debe ser resguardada, porque el primer derecho de todo ser humano, es el derecho a la vida, y los Haitiano tratarán de preservar sus vidas, aunque sea disminuyendo la nuestra.

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