domingo, 30 de agosto de 2009

EL ESTRES Y SU MANEJO

Como manejar el estrés en situaciones traumáticas.

Por Alexander De Jesús Brito

Orientador profesional


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Los desastres a menudo son inesperados, repentinos y sobrecogedores. En algunos casos, no hay signos aparentemente visibles de lesión física en las personas, sin embargo puede haber un daño emocional profundo. Es común que las personas que soportaron situaciones traumáticas tengan reacciones emocionales muy fuertes. Entender las respuestas normales a estos sucesos anormales puede ayudarlo a sobrellevar eficazmente sus sentimientos, pensamientos y conductas y ayudarlo mientras se recupera.

¿Qué sucede con las personas después de un desastre u otro suceso traumático?
El shock y la negación son respuestas típicas al terrorismo, los desastres y otras clases de trauma, en especial poco tiempo después del hecho. Tanto el shock como la negación son reacciones de protección normales.

El shock es una alteración repentina y a menudo intensa de su estado emocional, que puede hacer que se sienta pasmado o aturdido. La negación implica no reconocer que ha sucedido algo muy estresante, o no experimentar totalmente la intensidad del suceso. Puede sentirse temporalmente atontado o desconectado de la realidad.

Una vez que pasa el shock inicial, las reacciones varían de una persona a otra. Sin embargo, las siguientes son respuestas normales a un suceso traumático:

Los sentimientos se vuelven intensos y a veces impredecibles. Uno puede volverse más irritable de lo habitual, y puede haber cambios radicales y oscilantes en el estado de ánimo. Se puede estar especialmente ansioso o nervioso, o incluso deprimido.
Los pensamientos y patrones de conducta se ven afectados por el trauma. Puede tener recuerdos repetidos y vívidos del suceso. Estas escenas retrospectivas pueden ocurrir sin motivo aparente y pueden producir reacciones físicas, como latidos cardíacos veloces o sudoración. Puede tener dificultad para concentrarse o tomar decisiones, o confundirse con más facilidad. Los patrones de sueño y alimentación también pueden verse afectados.

Las reacciones emocionales recurrentes son comunes. Los aniversarios del suceso, después de cumplirse un mes o un año, así como los recordatorios, como réplicas de terremoto o los sonidos de sirenas, pueden desencadenar recuerdos tristes de la experiencia traumática. Estas "situaciones desencadenantes" pueden estar acompañadas de temores a que el evento estresante vuelva a repetirse.
Las relaciones interpersonales se vuelven a menudo tensas. Es común que existan mayores conflictos, como por ejemplo discusiones más frecuentes con familiares y compañeros de trabajo. Por otro lado, puede volverse retraído y solitario, y evitar actividades habituales.

El estrés extremo puede estar acompañado de síntomas físicos. Por ejemplo, dolor de cabeza, náuseas y dolor en el pecho. Estos pueden ser el resultado del trauma, y pueden requerir atención médica. Las condiciones médicas preexistentes pueden empeorar debido al estrés.
¿Cómo responden las personas de manera diferente con el paso del tiempo?

Es importante comprender que no hay un patrón de reacción ?estándar? al estrés extremo provocado por experiencias traumáticas. Algunas personas responden de inmediato, mientras que otras tienen reacciones retrasadas, que toman a veces meses o incluso años en aparecer. Algunas personas tienen efectos adversos durante un largo período, mientras que otras se recuperan bastante rápido.

Las reacciones pueden cambiar con el paso del tiempo. Algunas personas que sufrieron traumas sintieron que inicialmente el suceso les dio fuerzas para ayudarles con el desafío de sobrellevarlos, pero después se sintieron desanimados o deprimidos.

Varios factores afectan la cantidad de tiempo necesaria para la recuperación, entre ellos:

El grado de intensidad y pérdida. Los sucesos que duran más tiempo y presentan una mayor amenaza, y donde hay víctimas que lamentar o pérdida considerable de la propiedad, suelen demoran más tiempo en resolverse.
La capacidad general de una persona para sobrellevar situaciones que suponen desafíos emocionales. A las personas que ya manejaron otras circunstancias estresantes y difíciles puede resultarles más fácil sobrellevar el trauma.

Otros sucesos estresantes que antecedieron a la experiencia traumática. Las personas que enfrentan otras situaciones emocionalmente desafiantes, como problemas de salud graves o dificultades relacionadas con la familia, pueden tener reacciones más intensas al nuevo suceso estresante y necesitar más tiempo para recuperarse.

¿Cómo debería ayudarme a mí mismo y a mi familia?

Hay varios pasos que puede seguir para ayudar a restablecer el bienestar emocional y a sentir control después de un acto terrorista, un desastre u otra experiencia traumática, que incluyen lo siguiente:

Darse tiempo para sanar. Anticipe que será un momento difícil en su vida. Desahóguese y lamente las pérdidas que experimentó. Intente ser paciente con los cambios en su estado emocional.

Solicitar apoyo de las personas que se preocupan por usted, que escuchan y entienden su situación. No obstante, tenga en cuenta que su sistema de apoyo usual puede verse debilitado, si aquellos que son cercanos a usted también han pasado por el mismo trauma o han sido testigos de él.

Comunicar su experiencia de la forma en que se sienta cómodo, hablando con la familia o amigos cercanos o escribiendo un diario.

Averiguar sobre grupos de apoyo locales que suelen estar disponibles para quienes sufrieron desastres naturales o para mujeres que fueron víctimas de violación. Estos pueden ser especialmente útiles para personas con sistemas de apoyo personal limitados.

Intentar buscar grupos liderados por profesionales capacitados apropiadamente y con experiencia. La terapia de grupo puede ayudar a las personas a darse cuenta de que otros individuos en las mismas circunstancias suelen tener reacciones y emociones similares a las suyas.

Participar en conductas saludables para mejorar su capacidad para sobrellevar el estrés excesivo. Consuma comidas bien balanceadas y descanse mucho. Si experimenta dificultades continuas para dormir, puede hallar alivio a través de técnicas de relajación. Evite el alcohol y las drogas.

Establecer o restablecer rutinas, como comer comidas en horarios regulares y seguir un programa de ejercicios. Tómese un tiempo para apartarse de las exigencias de la vida diaria para dedicarlo a pasatiempos u otras actividades placenteras.

En lo posible, evitar la toma de decisiones importantes, como un cambio de carrera o empleo, porque estas actividades tienden a ser sumamente estresantes.

¿Cómo atiendo las necesidades especiales de los niños?

La intensa ansiedad y temor que suele aparecer después de un desastre u otro suceso traumático puede resultar especialmente difícil para los niños. Algunos niños pueden hacer una regresión y mostrar conductas de cuando eran más pequeños, como chuparse el dedo o orinarse en la cama. Los niños pueden ser más propensos a las pesadillas y al temor de dormir solos.
También puede verse afectado el rendimiento escolar. Otros cambios en los patrones de conducta pueden incluir hacer berrinches con mayor frecuencia o retraerse y volverse más solitarios.

Hay varias cosas que los padres y otras personas que cuidan a los niños pueden hacer para ayudar a aliviar las consecuencias emocionales del trauma. Entre éstas están las siguientes:

· Pasar más tiempo con los niños y permitirles que dependan más de usted durante los meses posteriores al trauma. Por ejemplo, permítale a sus hijos que estén más pegados a usted de lo habitual. El afecto físico es muy reconfortante para los niños que experimentaron un trauma.
Brindar experiencias de juego para ayudarlos a aliviar la tensión. A los niños más pequeños en especial puede resultarles más fácil compartir sus ideas y sentimientos sobre el suceso mediante actividades no verbales como dibujar.

Alentar a los niños más grandes a hablar con usted, y entre sí, sobre sus pensamientos y sentimientos. Esto ayuda a reducir su confusión y ansiedad relacionada con el trauma. Responda a preguntas en términos que ellos puedan comprender. Asegúreles una y otra vez que usted se preocupa por ellos y que entiende sus miedos y preocupaciones.

Tener horarios regulares para actividades como comer, jugar e irse a dormir, con el fin de ayudarlos a restablecer una sensación de seguridad y normalidad.

¿Cuándo debo buscar ayuda profesional?

Muchas personas son capaces de sobrellevar eficazmente las exigencias emocionales y físicas, que acarrea un desastre natural u otra experiencia traumática, usando sus propios sistemas de apoyo. No es inusual, sin embargo, descubrir que los problemas graves persisten y continúan interfiriendo con la vida diaria. Por ejemplo, algunos pueden sentir un nerviosismo abrumador o una tristeza persistente que afecta negativamente el desempeño laboral y las relaciones interpersonales.

Las personas con reacciones prolongadas que afectan su funcionamiento diario deberían consultar a un profesional de la salud mental capacitado y con experiencia. Los psicólogos y otros proveedores de salud mental adecuados ayudan a educar a las personas sobre las respuestas normales al estrés extremo. Estos profesionales trabajan con personas que tienen traumas para ayudarlas a hallar maneras constructivas de lidiar con el impacto emocional.

Con los niños, las explosiones emocionales continuas y agresivas, graves problemas en la escuela, preocupación por el suceso traumático, retraimiento continuo y extremo, y otros signos de ansiedad intensa o dificultades emocionales, señalan la necesidad de asistencia profesional. Un profesional de la salud mental calificado puede ayudar a los niños y a sus padres a entender y sobrellevar, sentimientos y conductas resultantes del trauma.

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