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Alexander De Jesús Brito Psicopedagogo |
En el 2013 el ministerio de educación abrió las puertas para
pertenecer a sus filas como docentes, a muchos de los profesionales graduados
de las universidades del país y fuera de el, sin importar el área de
especialización, y mucho menos sin importar que tengan o no relación con la
labor docente.
En
aquella ocasión expusimos por escritos nuestros planteamientos oponiéndonos a
dicha decisión calificándola como un “lamentable desatino”. Y es que en más
de una oportunidad y en mucho más de un círculo, hemos sustentados con base
legal, y con la experiencia de 10 años como
psicopedagogo, que esta decisión es improcedente y además innecesaria; peor aun
resultaría una estocada mortal al
sistema educativo nacional.
En esta
oportunidad nueva vez el ministerio de educación convoca a concurso de oposición
para quienes quieren pertenecer al sistema educativo, como docente. En este
llamado se repite la historia del 2013 y de nuevo se convoca a profesionales
que nada tienen que ver con la labor educativa violentando con el llamado la constitución
dominicana, la ley general de educación y la el pacto por la educación, hechos
que sustentamos a continuación.
Comencemos
por la labor científica de educar.
Enseñar no solo es una vocación, sino que también es una labor
científica, puesto que la educación es “una
ciencia” en tal acuerdo las universidades públicas y privadas, ofrecen la
carrera de educación en sus distintas menciones, como alternativa
viable a las necesidades de instrucción que se ciernen en toda ciudadanía. Por
tanto en ningún país del mundo se le ocurriría, poner de maestros a personas
que no tienen vínculos con la enseñanza, salvo en aquellos casos donde se compruebe
existe una emergencia nacional provocada por la falta de esos profesionales,
que no es el caso en nuestro país caso contrario resultaría un retroceso.
En segundo
lugar la constitución dominicana en su artículo 63 numeral 5 establece el deber de Estado en reconocer la docencia como una carrera y una profesión, en tal sentido no puede ser
una labor improvisada, ni circunstancial.
En
tercer lugar la ley que rige el sistema educativo dominicana es la , 66-97; esta ley en sus artículos 134 y 136, prohíbe taxativamente la labor docente a otros profesionales que no
sean del área de la educación, y solo lo admite para áreas muy especiales; por
lo que esta decisión también es una violación a esta ley, por lo que de ser acatado
el llamado del ministerio y permitir ingresar a educación a profesionales de otras áreas ajenas a la
enseñanza es pasible de nulidad por violentar la constitución dominicana y la
ley general de educación.
Es oportuno el espacio y la ocasión para dejar
por sentado, que en lo personal no
estamos en contra de que otros profesionales estén interesados en ser educadores,
sin embargo también entendemos que el
asunto debería ser reciproco, es decir
que un maestro con un año de pasantía en un hospital público, debe permitírsele
ejercer la medicina, por ejemplo, o con una instrucción mínima en leyes, se le
permita ejercer el derecho en los
tribunales.
Si
los médicos, los abogados, los ingenieros,
permiten ejercer en sus respectivas áreas a profesionales
que no sean egresados de sus escuelas, tampoco para educación debe establecerse
una excepción. La experiencia de Cuba debe servirnos de ejemplo, ya ellos
hicieron lo propio permitiendo que otros profesionales ejerzan como maestros y
los resultados fueron que el nivel
educativo de Cuba descendió a niveles tales que en las últimas mediciones
regionales que se han hecho en materia de educación, los cubanos no han
participado por temor a no quedar en los
lugares privilegiados que siempre han ocupado.
Si de
verdad el ministerio de educación tiene la necesidad de maestros que requiera el auxilio de otras profesiones
para suplirlos, la solución está mejor
orientada permitiéndoles a los estudiantes de termino de las diferentes
menciones de educación y aquellos que están realizando pasantías tesis o monografías,
o que estudian en las distintas escuelas
de formación docente existente en el país que participen en el concurso, comprometiéndolos
a culminar sus estudios en el año de prueba que se establece luego de pasado el
concurso. Esta salida es más atinada y no violaría las leyes y la constitución, contrario a lo que ocurriría si otros profesionales ejercen como docentes dando paso a un lamentable error.
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