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Alexander De Jesús Brito Psicopedagogo |
El
trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un síndrome
conductual muy prevalente que según estimaciones, afecta entre un 5 y un 10 %
de la población infanto-juvenil, siendo unas tres veces más frecuente en varones
que en hembras. Se han demostrado diferencias entre diversas áreas geográficas,
grupos culturales y niveles socioeconómicos. Este trastorno representa entre el 20 % y el
40 % de las consultas en los servicios de psiquiatría infanto-juvenil.
Se
trata de un trastorno del comportamiento, caracterizado por distracción moderada a
grave, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y
conductas impulsivas. Tiene una respuesta muy alta al tratamiento, aunque se
acompaña de altas tasas de comorbilidad psiquiátrica.
Según el Manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales (DSM), los
síntomas del TDAH, empeoran en las
situaciones que exigen una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que
carecen de atractivo o novedad intrínsecos. Este trastorno se identificó primero en la edad
infantil. Sin embargo, a medida que mejor se comprendía, se fue reconociendo su
carácter crónico, ya que persiste y se manifiesta hasta después de la
adolescencia. Los estudios de seguimiento a largo plazo han demostrado que
entre el 60 y el 75 % de los niños con TDAH continúa presentando los síntomas
hasta su edad adulta.
Históricamente,
este trastorno ha recibido distintas caracterizaciones e innumerables
denominaciones, lo que dificulta las consultas de la literatura especializada.
Cabe agregar que la sigla inglesa ADHD (Attention-Deficit Hyperactivity
Disorder) se usa ampliamente para referirse a este síndrome y a otra más de similar manifestación.
En la ocurrencia del TDAH, se han demostrado
factores de origen hereditario en un 80
% de los casos. Diversos estudios demuestran que no hay una transmisión
familiar del trastorno. En contraste, cabe destacar que la contribución
estimada de factores no hereditarios a todos los casos de TDAH es de un 20 %. Para explicar esa minoría de casos, se ha
propuesto la intervención de causas multifactoriales que suponen también
factores genéticos, aunque en combinación con factores ambientales.
Se
han realizado diversos estudios que mencionan los patrones similares en la
historia del individuo con TDAH. En la historia prenatal se cita que las madres
padecieron un estado de salud, en el cual estuvieron ingiriendo medicamentos,
consumo de sustancias alcohólicas durante el embarazo. En la parte perinatal
del embarazo, los bebés tuvieron complicaciones después del nacimiento,
presentaron sufrimiento fetal, las madres sufrieron de eclampsia, los partos
duraron de 7 a 12 horas, y los bebés tuvieron un peso menor a 2 kg por
gestación menor a 8 meses.
El
TDAH es un trastorno que incide significativamente en el desempeño escolar de
los alumnos u alumnas que lo padecen. Este
trastorno se manifiesta frecuentemente en niños con una historia familiar de disfunción,
aunque estudios recientes también demuestran que el déficit puede también presentarse
en niños con una base familiar solida.
Con
frecuencia los docentes se ven sin alternativas para trabajar con estos niños,
y la salida más común es separarlo de sus clases. Sin embargo este tipo de decisión
incrementa la ansiedad en el alumno y por consiguiente incrementa también la frustración,
lo que con frecuencia deviene en la deserción y fracaso escolar del púber.
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