domingo, 21 de julio de 2013

LAMENTABLE DESATINO


Alexander Britto
Psicopedagogo
El ministerio de educación abrió las puertas para pertenecer a sus filas como docentes, a todos los profesionales graduados de las universidades del país y fuera de el, sin importar el área de especialización, y mucho menos sin importar que tengan o no relación con la labor docente.

En más de una oportunidad y en mucho más de un círculo, he dicho con base legal, y basado en la experiencia docente, que esta decisión es un “desatino” y  una estocada mortal al sistema educativo nacional.

Comencemos por la labor científica de educar.  Enseñar no solo es una vocación, sino que también es una labor científica, puesto que la educación es “una ciencia” en tal acuerdo las universidades públicas y privadas, ofrecen la carrera de educación como alternativa viable a las necesidades de instrucción que se ciernen en toda ciudadanía. Por tanto en ningún país del mundo se le ocurriría, poner de maestros a personas que no tienen vínculos con la enseñanza, esto porque además  de ser una afrenta, es un retroceso.

En nuestro país, la ley general de educación, 66-97, en sus artículos 134 y 136, prohíbe taxativamente  la labor docente a otros profesionales que no sean educadores, y solo lo admite para áreas muy especiales; por lo que esta decisión también es una violación a la ley, por lo que cualquier ciudadano interesado, acudir ante los tribunales correspondientes, y pedir la revocación de la decisión.

Es bueno aclarar, que no estamos en contra de que otros profesionales quieran pertenecer al circulo de educadores, sin embargo si se admite esto, debería ser reciproco para los educadores también; es decir que un maestro con un año de pasantía en un hospital público, debe permitírsele ejercer la medicina, por ejemplo, o con una instrucción minima en leyes, se le permita ejercer  el derecho en los tribunales.

Si los médicos, los abogados, los ingenieros,  provine ejercer en sus respectivas áreas a profesionales que no sean egresados de sus escuelas, tampoco para educación debería establecerse una excepción, en contrario permitirlo seria un lamentable desatino.